El Museo fue construido para exhibir y divulgar piezas de la
cultura indígena Quimbaya, que floreció en el centro del país, en lo que hoy es
la zona cafetera, y se ubica en un terreno inclinado en las afueras de la
ciudad de Armenia, situada a 400 km de Bogotá y en clima cálido. La sucesión de
patios en diagonal se refuerza por el recorrido lineal de un hilo de agua que,
simbólicamente, brota en la parte superior, para internarse de nuevo en la
tierra, en la parte inferior. La impronta de la trama de los ladrillos en los
pisos retoma las figuras geométricas de las culturas precolombinas colombianas.
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